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EDITORIAL 3 de septiembre de 2024

Al país ya se lo llevó el diablo

Los colombianos nos hemos caracterizado por ser un pueblo de “aguante” pase lo que pase,  siempre agachamos la cabeza y  nos hacemos los de la vista gorda o simplemente seguimos como si nada pasara, acumulando dolores y heridas que al cabo de un tiempo  explotan como sucedió en el gobierno de Duque  tras el anuncio de una reforma tributaria y que dio pie al famoso Estallido Social del 18 de abril de 2021 que duró varios meses.

Ahí  la paciencia de los colombianos se puso a prueba, fue   con el anuncio de una reforma tributaria lo que  despertó el monstruo  dormido en cada uno de los colombianos en los cuatro puntos cardinales de la nación y que nos  tiró por inercia a las calles a gritar, a pintarnos las caras aún con las mascarillas de una pandemia que apenas estaba cediendo.

He ahí un punto de quiebre, un punto de inicio de la inconformidad guardada por siglos  en el corazón y en la razón de la gente de un pais rico en recursos y en talento humano pero empobrecido por las malas prácticas en la gobernabilidad pública que entendió que   por cada contrato, por cada licitación había que  recibir comisión, había que recibir una coima como dicen ahora y poco a poco ese fantasma de la corrupción se hizo evidente y  se apoderó de una gran parte de la clase dirigente.

Colombia es un país que sufre de trastorno de personalidad múltiple. Un día está en modo fútbol, otro en modo paro, otro día amanece en modo solidario, otro día amanece en modo reforma etc. Y hoy amanece en su modo paro y  nuevamente el “monstruo” vuelve a aparecer en el ambiente colectivo de algunos gremios y organizaciones, como en la película  protagonizada por el escoces  James McAvoy titulada Fragmentado.

Las organizaciones sindicales cansadas de los incumplimientos gubernamentales también han  puesto en evidencia su descontento frente a posturas y decisiones del gobierno central.

Y ahora nuevamente un enorme sector, una de las  arterias de la economía del pais,  se pone en alerta   por las decisiones del gobierno de incrementar el  precio del diésel con el que mueven el pais.

La razón que tiene el gobierno  no es suficiente  para los transportadores, el incremento de $6.000  en el ACPM en tres momentos hasta el 2025 es una medida que afecta los intereses del gremio y ya salieron a bloquear vías.

Es evidente el descontento nacional por medidas antipopulares pero es mucho más evidente el cansancio de la gente colombiana por todo lo que está sucediendo. El gobierno  se impone ante los interese del pais, decisiones que afectan a todos, pues la nueva alza de la gasolina y el ACPM desde el 31 de agosto es un golpe para todos los que vivimos en este país pues según los datos entregados por el Ministerio de Trabajo, de los 22,7 millones de ocupados hasta septiembre de 2023, 10,3 millones de trabajadores ganan menos del salario mínimo. Estas cifras dan la razón para que las alzas decretadas por el gobierno no sean bien recibidas  el dicho popular es: Alza la gasolina, alza todo. Y lo único que no alza son los ingresos de los colombianos que ya no viven sino sobreviven en un pais desigual y violento.

Ya nada detendrá este nuevo paro y bloqueos de vías, solo un reversazo del gobierno en la decisión de incrementar el ACPM o como afirma la ACC el incremento de los fletes; pero pagar más por fletes significa golpear a los comerciantes entonces vuelve nuevamente el circulo vicioso.

Resignación y aguante porque todo lo que se haga no va a cambiar en nada la realidad del país más bien nos va a empobrecer más. Espero no suene antipopular la frase para cerrar este editorial. “Ánimo y a seguir “camellando” porque a este país ya se lo llevó el diablo.”

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